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El Arte de la Astrología: Textos y Tradiciones

Los horóscopos más antiguos con predicciones para la vida de una persona particular se remontan a la Babilonia y el Egipto antiguos, a finales del siglo V antes de Cristo. Su refinamiento se produjo en la antigua Grecia, donde las tradiciones anteriores se desarrollaron hasta constituir una rama científica del conocimiento, con una base filosófica . Tras la crisis del mundo romano y la propagación del cristianismo en la Europa occidental, el arte de la astrología, como muchas otras ramas de la sabiduría antigua, tuvo fortunas diversas. Primero alcanzó al Occidente latino de forma fragmentada, transmitida a través de libros técnicamente poco sofisticados y de tipos populares de adivinación, cuya amplia difusión, sin embargo, estuvo marcada por las frecuentes condenas por parte de la Iglesia. En Oriente, la astrología griega se transmitió al mundo árabe, donde asimiló fuentes indias, persas e islámicas. Este complejo arte, amalgama por entonces de varias tradiciones, cruzó las fronteras del mundo cristiano a través de España, a finales del siglo X. Cuando en el siglo XII fluyó por Europa con toda su fuerza, despertó un interés considerable entre los eruditos cristianos, que lo vieron como un gran tesoro de sabiduría antigua preservada y aumentada por sus vecinos árabes.A principios de la Edad Media encontramos doctrinas astrológicas relacionadas con la naturaleza y la influencia de los planetas y de los signos del zodiaco en una amplia gama de textos, especialmente en obras de astronomía, filosofía natural y cosmología. Los escritores empleaban indistintamente los términos «astronomía» y «astrología», y sólo los usaban en el sentido moderno cuando hablaban de los dos aspectos complementarios (teórico y práctico) de la ciencia de las estrellas. Antes del siglo XII, el interés por la astronomía se localizaba principalmente en los centros de estudio monásticos, ligado a la medida del tiempo y a la confección del calendario cristiano. Los monasterios adquirieron y produjeron textos astronómicos ilustrados, ya que los momentos destinados a los oficios monásticos que se desarrollaban durante las horas de oscuridad se podían determinar mediante la identificación de las constelaciones del cielo nocturno. 

En ausencia de tablas e instrumentos astronómicos de precisión era difícil llegar a los cálculos exactos necesarios para la confección de los horóscopos. En cambio, florecieron formas más sencillas de adivinación que dependían para sus predicciones de los treinta días del ciclo lunar o de las posiciones del sol y la luna en el zodiaco. Un tipo de adivinación se denominaba «esfera de la vida y de la muerte», debido a su forma normalmente circular. La usaban los médicos para predecir el devenir de una enfermedad, y seguramente los curas para decidir si debían o no impartir la extremaunción a un enfermo. Según este método de adivinación, el valor numérico total de las letras del nombre del paciente (siguiendo el principio de que la a vale 1, la b vale 2, etc.) se sumaba al número del día lunar en el que cayó enfermo. El total se dividía entonces entre treinta, y si el resultado se encontraba en la parte de la tabla regida por la figura de Cristo-Vida el paciente viviría. Si caía en la parte regida por Satán-Muerte, moriría. En las obras más antiguas de medicina también se prestaba atención al estado de la luna, creciente o menguante.

Las instrucciones que da un herbario de utilizar asteríon para curar la epilepsia indican que se debe masticar el fruto mientras la luna esté decreciendo y se encuentre en el signo de Virgo. Esta planta en particular atrajo asociaciones astrológicas debido a la creencia de que durante la noche brillaba como una estrella en el cielo y asustaba a los ignorantes, que creían haber visto un fantasma. 

En el siglo XII los estudios astrológicos recibieron un gran impulso con el redescubrimiento y la traducción al latín de textos griegos que se habían conservado en obras árabes de filosofía natural, astronomía y astrología. Eruditos de toda Europa viajaron a España, Sicilia y Oriente Medio donde, a menudo en colaboración con los judíos, tradujeron las obras del árabe al latín y regresaron con una colección de conocimientos científicos que incluía textos astrológicos, alquímicos y mágicos. En el clima de optimismo que rodeaba la utilidad de esta nueva sabiduría, la astrología aseguraba un estatus más aceptable como objeto de estudio. Con la transmisión del Almagesto (siglo TI de la era cristiana), del astrónomo de la Antigüedad tardía Claudio Ptolomeo, y de las tablas astronómicas árabes, los astrólogos adquirieron la habilidad de producir horóscopos más precisos. Los libros astrológicos, incluyendo el Quadripartitum de Ptolomeo y obras de autores árabes, como Albumasar (S), Alcabitius y al-Kindi, proporcionaron una sofisticada justificación para la práctica de la astrología, una aclaración de los diferentes géneros astrológicos· y leyes sistemáticas para la interpretación de las configuraciones celestiales. Los autores latinos pronto se sintieron motivados a escribir sus propios manuales, atraídos por la tentadora perspectiva de formular métodos científicos para predecir el futuro y por la recompensa económica que esto traería consigo. 

La nueva sabiduría astrológica se difundió tanto en el ámbito del horóscopo personal como en el de las predicciones generales. Uno de los primeros eruditos en introducir en Occidente tablas astronómicas precisas fue Adelardo de Bath, que ha sido propuesto como el autor de diez horóscopos normandos de mediados del siglo XII, varios de los cuales reproducirnos aquí. Estos horóscopos, principalmente políticos y relacionados con los movimientos y acciones de diferentes contendientes en la guerra civil que siguió a la muerte del rey Enrique 1 (Esteban de Blois, Godofredo Plantagenet, el segundo marido de la reina Matilde; y su hijo, el futuro rey Enrique II de Inglaterra), reflejan la asociación de la astrología con la cultura cortesana. Adelardo de Bath instruyó al joven Enrique cuando éste residía en Bristol en la década de 1140, y le dedicó un tratado sobre el astrolabio, instrumento usado en astronomía y astrología. Pero la preocupación expresada en la parte superior derecha del horóscopo, sobre la llegada de un ejército normando, sugiere que el astrólogo o el patrón ligado a estos horóscopos en concreto era un partidario de Esteban, cuyos temores se hicieron realidad cuando Enrique invadió Inglaterra en 1 153. 

Los textos astrológicos árabes traducidos al latín introdujeron en Occidente nuevos tipos de astrología, además de técnicas más sofisticadas. Encontramos la prueba de la creciente influencia de la astrología en las reacciones a la conjunción de todos los planetas en el signo de Libra, ocurrida en septiembre de 1186. La conjunción es uno de los cinco aspectos planetarios fundamentales: configuraciones celestes de particular importancia para el astrólogo. La astrología conjuncionista se desarrolló en las obras de los astrólogos árabes, que interpretaron la aparición de los planetas en el mismo grado de longitud como indicios y causas de los grandes acontecimientos históricos, especialmente los relacionados con la religión, las profecías y las agitaciones políticas. Se creía que las conjunciones de Júpiter, Saturno y Marte eran particularmente importantes, pero el interés generalizado en la conjunción en Libra de 1186 se debió al gran número de planetas implicados. Roger de Hoveden, cronista inglés, registró varias predicciones rela­cionadas con esta conjunción. Entre ellas, el astrólogo Corumphiza predijo el estallido de una tormenta violenta y extremadamente potente «que oscurecerá el aire y lo contaminará con el hedor de vapores venenosos. Por esta causa, muchos serán presa de la muerte y la enfermedad, y fuertes ruidos y voces se oirán en el aire, aterrorizando las almas de los que los escuchen». Otro astrólogo, el árabe Faramela, se burlaba de las escasas habilidades de los astrólogos cristianos y hacía una predicción alternativa, aunque igualmente negativa. Afirmó que «si Dios no provee de otro modo, habrá una pobre vendimia, una moderada cosecha, muchas masacres a espada y un gran número de naufragios». Aunque está documentado el pánico generalizado que se vivió en Inglaterra mientras el día de la conjunción se aproximaba, las crónicas dan constancia de que no ocurrió nada más violento que una granizada en Kent y alguna inundación en Gales.


Fuente: "La Astrología en los Manuscritos Medievales" de Sophie Page
publicado por RolandodeSantiago Tarot

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