Los Arcanos Mayores del Tarot,
son Claves o Arquetipos que nos conectan directamente con el Inconsciente
Superior, situado en las capas sutiles de la Dimensión correspondiente a
los Senderos del Etz Ha Chaim o Árbol de la Vida . Siendo este último, un
Símbolo que representa el Espíritu de Dios en el Hombre y en el Universo.
Estos símbolos son
"Llaves" que abren las puertas a lo oculto, no se trata de simples
adornos, su diseño tiene significado y debes conocer lo que significan como un
modo de estar siempre alerta.
Algunos símbolos en el Tarot
Juglar: El juglar es aquél que entre
chanzas, bromas y alegrías reproduce de manera amable las acechanzas, gestos y
paradojas de su Creador. Nuestro personaje canta mediante artilugios la
realidad de lo creado de la cual él sólo se vive como un actor en la
indefinitud de los gestos y las memorias que habitan el teatro del mundo. El
juglar es un títere entre títeres que repite, recreándola, a la creación
original de la cual es un instrumento. Siempre penando, o en fiesta, aquel
juglar que todos poseemos nos alegra a veces con una esperanza que ya fue, o
con un pasado totalmente futuro. Estos personajes, como los de la lámina sin
número, llamada El Loco, y la I El Mago, recorrieron (y recorren), según el
Tarot, los caminos de Europa y el mundo.
León: El león es un animal
relacionado con el fuego y la realeza. Su color dorado hace que la astrología
lo vincule al sol y la alquimia al oro. Aparece en la lámina XI como bestia
feroz a ser domesticada, y en la XXI representando al signo zodiacal de Leo.
Libro: El mundo, para muchas
tradiciones, está equiparado a un libro donde la pluma divina escribe, o pinta,
constantemente la totalidad de lo manifestado. Este libro de la vida es el
texto sagrado y sapiencial por excelencia, imagen paradigmática de cualquier
escritura y de todo libro, revelado o no. El Creador ordena a los escribanos
celestes el ejecutar cada parte de la obra que él dirige en relación a los
ritmos, secuencias y conjuntos armónicos que en sí mismo organiza. Su lenguaje
es necesariamente poético en cuanto rítmico, y profético por su desarrollo. En
el Libro de la Vida están escritos todos los nombres y por lo tanto aquéllos
que pueblan el universo, por más pequeños o insignificantes que nos parezcan.
La Sacerdotisa, lámina II, lee constantemente el libro del presente, compuesto
de pasados y futuros.
Linterna, farol: Muchos de los
que parecen saberlo no lo saben y sólo han conseguido un farol, imagen muy
débil del sol, que los alumbra en su camino. Si el farol no es el sol y tampoco
siquiera la luna, el andante encontrará poca iluminación en sus pasos; sin
embargo, aquella débil luz equiparable a la conciencia y a la sabiduría
continuará brillando como si fuese un faro o una simple curiosidad del camino.
La luz artificial es un símil de la natural y por lo tanto le afectan las correspondencias
directas e inversas que caracterizan la iluminación natural. Todo el mundo es
ermitaño, mucho más en las grandes ciudades. Muchos recurren a lugares
apartados, en buenos sitios ecológicos, pero desgraciadamente llevan la
programación contemporánea a cuestas; no hay nada mejor que el aislamiento,
sobre todo si se está bien acompañado. El ermitaño cumple una importantísima
función social.
Luna: Símbolo del principio
femenino y pasivo, la Luna, astro de la noche, es el paredro del sol, vista a
veces como su hermana (o hermano) y esposa, opuesta y complementaria. La
tradición siempre la asimiló a las aguas, a las que rige, y vio dos niveles en
ellas que manifiestan dos estados del ser: un mundo supra-lunar, las aguas
superiores visibles en Binah, y otro sub-lunar (Yesod y Malkhuth) el ilusorio
mundo de la multiplicidad y los cambios. La luna siempre ha sido asimilada al
plano psíquico y su energía y poder de atracción no sólo es visible en el mundo
externo sino también mediante los fluidos más sutiles, ocultos e interiores,
que alimentan las fantasías de la mente. También ha sido tomada como la gran
reguladora y los calendarios se han regido siempre por ella como manifestación
evidente de la ciencia de los ciclos y los ritmos. En la cábala hebrea, la luna
oscura, perversa o negra, es llamada Lilith, equiparada con todo rigor a las
entidades femeninas que los griegos llamaban Lamias.
Tiara: De manera análoga a la
corona (ver), la tiara manifiesta poder, fuerza y autoridad. Existe sin embargo
una diferencia: mientras la tiara es la expresión de la autoridad espiritual y
energía mágica (en el caso de Merlín, por ejemplo) la corona expresa el poder
temporal y las actitudes militares que se le corresponden. Las tiaras en el
Tarot, que respectivamente se ven en las láminas II y V, están jerarquizadas en
tres niveles, equivalentes a distintos planos de conocimiento en correlación
estrecha con la estructura del Athanor (ver) alquímico, el diagrama del Arbol
de la Vida y la distinción entre lo corpóreo, lo psíquico (inferior y superior)
y lo espiritual.
Tonsura: Visible en los alumnos
que reciben la enseñanza de El Papa (carta V) o hierofante, la tonsura es
símbolo de las energías superiores que conectan al hombre, por la sumidad, con
los mundos de arriba. Se relaciona con la "coronilla" o remolino del
cabello y también, en el kundalinî yoga, con el chakra más alto, sahasrâra, que
asimismo es llamado "coronario" (ver corona). Ese punto une al hombre
con lo invisible y lo conecta con el cielo, o sea con otros estados del ser
universal.
Toro: Aparece exclusivamente en
la lámina XXI como la signatura zodiacal de Taurus, aunque el simbolismo de
este animal se encuentra muy difundido también bajo la forma sagrada de vaca,
buey o bisonte. Corresponde al elemento tierra.
Torre: Resulta paradójico que la
figura asignada con el número XVI sea llamada en algunos Tarots La Casa de
Dios, e igualmente La Torre de Destrucción. Sin duda, la torre es vertical y
por lo tanto se la puede asociar junto con la pirámide, el zigurat, la escalera
y el obelisco, con la verticalidad del eje del mundo. También la torre es
símbolo de soberbia, tal cual se lo suele admitir en la figura bíblica de la
Torre de Babel. Es, pues, un símbolo ambivalente de poderío constructivo y a la
vez de vanidad humana. También en la lámina XVIII, La Luna, se ven unas torres
o castillos en lontananza, tal vez como indicando los castillos o moradas
interiores de los que nos habló Santa Teresa de Jesús.
Tragedia-comedia: Dos
manifestaciones opuestas -como la de la guerra y la de la paz- de una misma
energía que se representa en la caja teatral del mundo como dos contrarios que,
en un punto común, se complementan; la risa y el llanto, el placer y el dolor,
lo cual es perfectamente perceptible mediante manifestaciones, hechos y
fenómenos en cualquier ser individual. Esta dualidad es visible en las
charreteras del personaje de la lámina VII, y del Rey de Espadas. En el
Caballero de Espadas es visible una sola charretera, en actitud neutra, como
uniendo contrarios.
Trompeta: El aire propala los
sonidos entendidos como mensajes y músicas celestes. De entre todos los
instrumentos musicales, son los de viento los que más se asocian a llamados o
anuncios, tal vez por estar más directamente emparentados con la voz humana. El
ángel del juicio final (arcano XX) hace sonar su trompeta; mediante su
vibración todo lo muerto renace, resucita. Esta carta también debe relacionarse
con el libro de Juan, llamado de la Revelación.
Trono: El trono es un lugar
especial, propio y significativo, en el espacio uniforme, más o menos caótico y
generalizado. En algunas tradiciones como la hindú, la alfombra caracteriza
este espacio. En la tradición maya este lugar especial era significado por la
estera, en donde se sentaban jefes, caciques y chamanes. El trono es el lugar
donde se asienta tanto el poder espiritual como el real. Difícil imaginar la
importancia de un simple sillón, alfombra o estera, si no estuviesen
sacralizados y tuviesen un significado cosmogónico y espiritual. En la abadía
de Westminster, en Inglaterra, puede observarse el trono donde los reyes aún
son coronados: se trata, aparentemente, de una simple piedra, pero de
características mágico-teúrgicas, es decir, santificada y cargada de poder, a
la que se le ha añadido encima una simple silla de madera.
Tumba: La tumba es el lugar de la
quietud y del reposo de los desequilibrios psíquicos y físicos; es también un
símbolo de resurrección donde dejado el equipo psicosomático el ser puede
reintegrarse nuevamente a sus orígenes. En la muerte iniciática la tumba es a
veces reemplazada por la caverna, el subterráneo, la cripta, o un lugar
retirado en la floresta o la selva. Todo el mundo llega solitario a su tumba,
tal cual ha venido a la existencia. Quienes creen en una resurrección definitiva,
consideran que en el tiempo mítico del juicio final habrá seres que serán
redimidos conjuntamente con la posibilidad de un nuevo mundo. La tumba nos
lleva a la idea de fin de ciclo, presente también en las láminas XIII, XVI y
XXI.
Fuente: www.tarostistas.com
Tarot de la Zarina - Mayo 2012
Magnífico artículo Vera, es muy importante entender el simbolismo de los arcanos, para entenderlos bien (no todo en el tarot es memorizar,....!ni mucho menos!)
ResponderEliminarSaludos cordiales amiga