Las especias nos remiten al misterio que encierra el Lejano Oriente. También es cierto, que comprometen el goce de todos los sentidos. Sus colores cálidos, sabores estimulantes y aromas exóticos, nos remontan a sus profundas reminiscencias culturales, que datan desde tiempos inmemoriales. Indiscutiblemente aportan magia, sensualidad y me animaría a decir glamour a la cocina.
La historia de las especias registra algunos hechos curiosos. La reina de Saba visitó al rey Salomón en Jerusalén para ofrecerle 120 monedas de oro, muchas especias y piedras preciosas. Cleopatra utilizó especias muy estimulantes para seducir a César y en las calles de Roma se esparcieron grandes cantidades de azafrán para celebrar la entrada de Nerón a la Ciudad.
El esplendor y la riqueza en el renacimiento, por ejemplo, de Venecia, se debió al comercio de especias. Era tanta la importancia de las especias que si alguien adulteraba en la edad media un poco de azafrán, debía cumplir la pena de ser enterrado vivo. Su valor era tan alto que un esclavo en épocas griegas y romanas podía comprar su libertad por 500 gramos de pimienta.
Se han empleado durante siglos para dar sabor a los platos, para conservar los alimentos, para protegerlos e incluso como remedios populares para enfrentarse ante ciertas enfermedades. Los aceites esenciales que contienen se utilizan como base de medicamentos y en cosmética, además de utilizarse en la elaboración de licores o margarinas.
Las especias tienen gran cantidad de sustancias nutritivas y preventivas como el potasio, el calcio, la vitamina C, o el ácido oxálico. Gracias a ellas hacemos mejor la digestión y estimulamos el apetito, además de mejorar la circulación sanguinea.
Provienen de diferentes partes de una determinada planta. Por ejemplo, el clavo y el azafrán provienen de las flores, la mostaza o la nuez moscada son semillas, la canela proviene de la corteza, el jengibre y el rábano son raíces, la pimienta o vainilla son el fruto de la planta, el ajo y la cebolla son bulbos, y el orégano, tomillo, o romero son hojas.
A veces se hace distinción entre especias y hierbas aromáticas, pero en general se dice que cuando una parte de una planta se usa para fines culinarios es una especia. Se aconseja comprar la especia entera ya que en polvo se puede estropear y contaminarse más rápidamente.
Fuentes: saludnatural.biomanantial.com
http://www.dmujeres.com.ar/
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